25.7.08

COSA TONTA 19

De repente, la cosa más tonta te saca...mal. Resulta que pusiste una nota en la agenda de tu hija el día 12 de Julio. No era una nota cualquiera, era una nota que debía llegar al colegio ANTES del día 18 para que pudieras gozar de ciertos beneficios que se perderían el día 19. 

Anoche, en el medio de una noche aparentemente tranquila y sin sobresaltos de ningún tipo, se te ocurrió chequear si la niña había entregado la nota a tiempo. Por supuesto, la nota yacía plácidamente en el exacto lugar donde vos la dejaste hace exactamente 13 días. 

Cual detonador de dinamita, tu cuerpo se transforma en el término de dos décimas de segundo. Pasa de la quietud de la noche al más descontrolado ataque de furia. Al estilo cámara de "dogma", recorrés la casa hasta encontrarla y ahí está, en el teléfono, con una amiga, seguramente armando algún programa que implicará que la lleves, que la traigas, que te ocupes y esto último es lo que más te saca.

Las palabras te salen con inusual desprolijidad, llenas de tropiezos que te hacen ver aun más ridícula pero no podés evitar la velocidad con la que las ideas pasan del cerebro a la boca, sin filtro, sin monitoreo, sin cuidar siquiera el lenguaje que usás, ni hablar de la sintaxis y hasta la entonación parece provenir de ...alemania.

Ella te mira anonadada, con cara de descreimiento: te desconoce sin saber que vos misma te desconocés. Sin embargo, vos seguís cual autómata poseído. Es más, te montás sobre la furia y vas a los saltos jineteando el enojo. Mientras tartamudeás esas frases casi ajenas a vos, un mínimo porcentaje de tu conciencia analiza la situación y concluye que en este miniataquedelocuramasificado hay mucho más que un simple reproche a tu hija que en definitiva no hizo más que olvidarse de devolver una circular firmada por vos. En el episodio hay enojos atrasados, furias no expresadas, desaveniencias disimuladas con este y con aquel, malhumores disfrazados de sonrisas por doquier. 

Es que así funcionás y es bueno que lo sepas. No solés enojarte, al contrario, solés comprender...todo y a todos en cualquier circunstancia aun cuando no hay justificativo para el descuido de alguien, para la mala predisposición de quien no hizo lo que debía hacer. Vos comprendés hasta que un día, por alguna razón combinatoria ya no comprendés y te convertís en un monstruo deshumanizado y furioso que bulle ante una nimiedad.

Le tocó a tu hija que ahora duerme plácidamente mientras vos tratás de hacer tu descargo antes de que ella se despierte para poder empezar el día desde otro lugar.