1.5.07

CÓMO EXPLICARLO

Estado general de salud: bueno a juzgar por los análisis que te mandó a hacer la dermatóloga que arrojaron cifras dentro de los valores normales, lo cual no quiere decir mucho, sobre todo en este país donde de un día para el otro ... no, me resisto a que me dictes semejantes pensamientos. Ibas a otra cosa. Por favor, enfocá tu atención.

Ok. Estado general: see above. Estado mental EXHAUSTO. Acabás de pasar todo tu día ( que se entienda bien, te considerás digna merecedora de festejar el día del trabajo, por lo tanto tu día) nada más y nada menos que EXPLICÁNDOLE historia a tu pequeña C. Semejante empresa (leáse tratar de ingresar a su cabecita plagada de Hilary Duff stuff y HSM (update yourself HSM es High School Musical) con conceptos tales como "sociedad estamental", "empréstitos", "alta burguesía", "proletariado", "capitalismo", "comunismo" "belle epoque"...etc, etc, etc,) puede llegar a ser IMPENSABLE. Pues bien, a eso te dedicaste hoy ya que tu pequeña C. está haciendo un curso de ingreso al secundario cuyo requisito es CRECER DE GOLPE. De eso se trata. El tema es que a pesar de que C está yendo a un instituto que la prepara y pasa horas frente a las guías de estudio, nadie nunca parece haberle explicado que antes de aprender todo eso, debe fundamentalmente modificar su actitud, empezar a pensar con cabeza de persona mayor y esforzarse por relacionar conceptos que antes de comenzar este curso JAMÁS había visto ni oído. Dicho así suena hasta RIDÍCULO. Cualquiera sabe que para que el aprendizaje tenga lugar, todo esto lleva tiempo y una contextualización acompañada de trabajo colaborativo y experiencias que integren todo este bagaje cultural.

Tu cut it short, tomaste las riendas del asunto y entre el domingo y hoy feriado, la ayudaste a avanzar unos pasos en su proceso de aprendizaje. Así expresado suena lindo y hasta te diría que te enorgullece el tipo de madre que sos, pero la contracara de todo esto es esa angustia que te provocó semejante maratón. Se te ocurrió que sentarte a escribir en tu blog podía ayudarte a exorcisar esa angustia y a dilucidar alguna speculation que pueda aclararte el panorama. Veamos:

1) querer que tus hijos se preparen con una educación de calidad para este mundo competitivo es un hecho en tu vida que no tiene ningún aspecto oscuro. Lo ves ultra claro.
2) considerar que tu hija tiene la capacidad, suponés que también esta ultra claro en base a su experiencia primaria que jamás le causo ningún problema aun siendo bilingue. (ni idea como poner diéresis sobre la u, pero sabés que va, con eso basta)
3) elegir ese colegio en particular fue la opción que le diste, ella decidió y vos aceptaste su decisión.
4) .... algún otro punto que ahora se te escapa.
5) la gran duda es esta: el proyecto de los padres ¿es siempre el mejor proyecto para los hijos? En términos generales dirías así a ojos cerrados que no, que no siempre. ¿Por qué creer entonces que en este caso si? A ver...

a) está claro que sí sirve tener un proyecto para los hijos y encaminarlos hacia él.

b) también está claro que dentro de ese proyecto hay que dar lugar a la escucha de sus propias elecciones siempre y cuando estas no se alejen demasiado de ese proyecto. Es decir, ni te cabe plantearte que un hijo tuyo podría decidir con tu consenso dejar de estudiar, por decir lo peor. O sea que lo que sí tiene lógica es plantearle el tipo de educación que querés darle y dentro de ese tipo ofrecerle opciones: ya lo hiciste y así fue. Primer efecto tranquilizador de este post.

c) otro aspecto en el que no te caben dudas es la importancia que tiene el transmitir entusiasmo por alcanzar el objetivo propuesto y el incentivo que producen las palabras de aliento. A eso te dedicaste 8 horas el domingo y otras 9 horas hoy. A esto sumale todos tus discursos y toda tu haz lo que digo y mira lo que hago que acompañó la vida de C desde su cuna. Siempre te vio esforzarte por alcanzar tus objetivos y esto sabés que es bueno para ella (obvio que para vos también, I know) Segundo efecto tranquilizador del post.

El gran tema sería cómo llegar a visualizar el futuro y predecir a qué la va a llevar todo esto. En este punto sos impotente, nada ni nadie puede predecir semejante cosa. Sólo actuás por lo que intuís será lo mejor. Confiá, debés hacerlo. Es importante que el proyecto esté claro, los objetivos bien definidos y tu incondicional apoyo no flaquee aun cuando se te hace un nudo en la garganta por tener que despertarla un feriado a las ocho de la mañana para que estudie cuando el 90% de las chicas de su edad duermen placenteramente sin preocupaciones. También es importante que disimules ante ella el segundo, tercero y cuarto nudo que se te hacen cuando C debe responder preguntas sobre aspectos de la vida que jamás se planteó hasta hoy y que le amplían su visión del mundo de golpe, con crudeza, sin compasión.

Ahora lo ves más claro y va desapareciendo tu angustia. Hasta se te acaba de acomodar el cuerpo con un suspiro de alivio. Lo que te retorció la garganta no fue nada más que ver a tu pequeña C. crecer de golpe. Escucharla hablar del proletariado y de los conflictos gremiales te angustió. A partir de ahora el mundo de C tiene más que ver con el tuyo, con el real, con la vida de todos los días, con la miseria humana.

No te preocupes, todavía queda un buen tramo en el que todo eso convivirá con High School Musical, Hilary Duff, Justin Timberlake y Disney Channel. C ha entrado en la transición y vos, como buena mamá, acompañarás cada uno de sus pasos, con o sin nudo de garganta. A partir de ahora, en su cuarto verde manzana, entrarán personajes que no habían tenido cabida aún y C. comenzará a reflexionar sobre el lado oscuro de la luna y albergará nuevas ideas que convivirán con pensamientos rosas, perfumados por el aromatizador de chicle que innunda todas sus cosas.

En el último de los casos, mientras C. crece, te encerrás en tu escritorio y llorás un poco sobre tu blog.

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