9.7.07

A...D...I...P...I....D...I...O...


Dicho con voz aguda y cadencia interminable, con esa voz finita que tenía ella rozando los ochenta. Vos sentada en sus rodillas, ella aguantando tu peso con devoción. Te sostenía horas y horas mientras vos escuchabas sus historias inventadas con cara de asombro y ganas de detener el tiempo y la magia de ese instante.


"Adippiiiiiiiidioooooooooo!" lo llamaba una voz extraña ...y él perdía un brazo que caía y caía.
"Adippiiiiiiiidioooooooooo!" lo volvían a llamar ...y él perdía el otro brazo que caía y caía.

Así seguía la historia, tétrica a juzgar ahora con tu mente de adulta. Sin embargo ahí te tenía cautivada por horas con tu kilt de lana picante y tu sweater colorado de ochos y cuello alto...
que también picaba.

Así era tu abuela. La recordás de dos maneras: contando historias y cocinando platos Italianos de inusual especialidad. Todo lo que hacía era raro, llevaba horas de preparación y requería el uso de unos utensillos que ya en ese entonces lucían vetustos y descoloridos.

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Ayer le rendiste homenaje. Fue tu idea, juntar a todos y preparar uno de esos platos, tal como ella lo hacía. No porque a vos te fascine dedicar cuatro horas a la cocina. Tampoco porque mueras por comer nada de eso. No. Se trató simplemente de evocar su espíritu alegre y devoto, de desenterrar el recuerdo de sus olores y sus sabores para vivir una tarde de intensidad culinaria, en la que las mujeres de la familia aunaron esfuerzos para cocinar con una cierta nostalgia que todos disfrutaron. Te gustó gestar ese proyecto y que todos respondieran tal cual lo imaginaste.

Para vos, Maminita, genio y figura de la "chichirata".


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