COSA TONTA 15 - RAT RACE ARQUITECTÓNICA
No se puede creer. Como todos los miércoles, tus babies se van para que vos puedas disfrutar tu propio oasis de mitad de semana y así cortar un poco con tanta hiperactividad. Aun cuando te caés a pedazos por haber corrido lunes, martes y miércoles para cumplir con todo, llegan las 9 de la noche del miércoles y te disponés a salir seduciendo al cansancio para que te de un rato más de libertad. Está bueno eso de salir muy cansada. Mirás todo con otros ojos, sentís más, te entregás sin resistencia a lo que la ciudad te ofrezca.
Resulta que el miércoles, como terminaste un poquito antes, te sentaste a planificar la salida para no andar por ahí sin rumbo y aprovechar al máximo el programa. Surfeando en la computadora, para variar, tipeás la búsqueda que te concierne y el monitor te devuelve una larga lista de posibilidades gastronómicas muy apetecibles. Vos, como ya lo dijiste por ahí, no sos tan adicta a la comida como lo sos al entorno, a los colores, olores y texturas. Cuestión que te cautivó un lugar cuyo slideshow se veía muy atractivo.
Ahí tenías que estar esa noche. Sugerís, él acepta y allí se dirigen.
Al llegar a la dirección que memorizaste, nada. Vuelta manzana, nada. Marcás el cel de M., que seguro está conectado y puede googlear por vos para rectificar la información que seguramente no pudiste retener dada la sobrecarga neuronal que tenés por estos días. Para tu sorpresa, M. te confirma que tus datos son certeros. Él vuelve a dar la vuelta manzana para comprobar con asombro que en el lugar donde te ibas a sentar a la luz de una vela con pretensiones de autoindulgencia, no hay nada más que una tapia que anuncia una próxima construcción... otra más.
Experimentás un doble sentimiento: frustración por no poder engolosinarte convirtiendo tu ilusión en realidad, y descreímiento por lo impensable que te parece que todas, absolutamente todas las bellas construcciones de la zona donde vivís, estén siendo pulverizadas junto a los sueños de quien alguna vez las habitó, para dar lugar a otro conglomerado más de departamentos pseudo-modernosos con laundry incluído (nunca entendiste qué es eso de lavar la ropa en un espacio común gracias a una fichita tipo video juego, para luego colgarla a secar en un espacio mínimo, sin aire, ni sol, ni mangas perfumadas con suavizante que rozan tu pasar reafirmando tu sentido de hogar)
Te molesta ver cómo se edifican las ambiciones a costa de la ruptura de miles de cuartos, cocinas, salones y jardines que atestiguaron decenas de vidas de quienes sacrificaron su patrimonio en pos de la urbanización.
RAT RACE frenética, anoche te dio náuseas.
Resulta que el miércoles, como terminaste un poquito antes, te sentaste a planificar la salida para no andar por ahí sin rumbo y aprovechar al máximo el programa. Surfeando en la computadora, para variar, tipeás la búsqueda que te concierne y el monitor te devuelve una larga lista de posibilidades gastronómicas muy apetecibles. Vos, como ya lo dijiste por ahí, no sos tan adicta a la comida como lo sos al entorno, a los colores, olores y texturas. Cuestión que te cautivó un lugar cuyo slideshow se veía muy atractivo.
Ahí tenías que estar esa noche. Sugerís, él acepta y allí se dirigen.
Al llegar a la dirección que memorizaste, nada. Vuelta manzana, nada. Marcás el cel de M., que seguro está conectado y puede googlear por vos para rectificar la información que seguramente no pudiste retener dada la sobrecarga neuronal que tenés por estos días. Para tu sorpresa, M. te confirma que tus datos son certeros. Él vuelve a dar la vuelta manzana para comprobar con asombro que en el lugar donde te ibas a sentar a la luz de una vela con pretensiones de autoindulgencia, no hay nada más que una tapia que anuncia una próxima construcción... otra más.
Experimentás un doble sentimiento: frustración por no poder engolosinarte convirtiendo tu ilusión en realidad, y descreímiento por lo impensable que te parece que todas, absolutamente todas las bellas construcciones de la zona donde vivís, estén siendo pulverizadas junto a los sueños de quien alguna vez las habitó, para dar lugar a otro conglomerado más de departamentos pseudo-modernosos con laundry incluído (nunca entendiste qué es eso de lavar la ropa en un espacio común gracias a una fichita tipo video juego, para luego colgarla a secar en un espacio mínimo, sin aire, ni sol, ni mangas perfumadas con suavizante que rozan tu pasar reafirmando tu sentido de hogar)
Te molesta ver cómo se edifican las ambiciones a costa de la ruptura de miles de cuartos, cocinas, salones y jardines que atestiguaron decenas de vidas de quienes sacrificaron su patrimonio en pos de la urbanización.
RAT RACE frenética, anoche te dio náuseas.
No comments:
Post a Comment