EMPALAGADA

  

Dejá, dejá que yo me ocupo. Correte un poco, no ves que tenés los dedos todos pegoteados. ¿Qué es eso de andar ingiriendo tanta dulzura? ¿¿Acaso estás buscando algún elixir que quedó olvidado por ahí??? Está bien que tu dear mother the haya traído una tarrito lechero lleno de Lindt azulcitos, chiquititos, tan llamativos por donde los mires, pero de ahí a que empieces por los Lindt, sigas por los KitKat de tus chicos y la remates con una megaporción de Rogel, hay una importante diferencia y un abismo de incomodidad.

Dejás el plato por ahí con cierto gesto de hartazgo y desdén y venís corriendo a refugiarte en tu blog porque te das cuenta que hace falta algo más que varias calorías extra de manjares varios para calmar tus ansias. Evidentemente tu revoltijo neuro-hormonal de hoy necesita algo más que un pegoteado empalagamiento.

Saberlo ya te calma. Es más, te diría que mágicamente se te despegaron los dedos, se te alivianó el espíritu y olvidaste tu desenfreno. Algo vuelve a vos, eso que andaba por ahí perdido, parece estar ahora muy cerca, ahí no más.

El sólo saberlo te tranquiliza, te devuelve el aire que recién parecía quedar fuera de vos. Fue sólo un des-tiempo, un des-lugar, una des-historia.

Aclarado esto, podés dar por terminado tu día..., lo cual te vendría más que bien.