San queeeeeeeé?
Con su voz cortadita, apagadita, cansada ya, tu madre atendió el teléfono y te dijo
-Feee----ll---i---zzz San -------ín.
A lo que vos, luego del consabido esfuerzo por descifrar el mensaje, respondiste:
_San qué?
-Fe--ll--izzzz d--í-aa de looss enamorados (esta última palabra parece haberla inspirado para que tome más aire y sonó con mucha más convicción y prestancia vocal)
- Ahhh cierto, me había olvidado.
Vos no sabés muy bien si festejarías un San Valentín como la ley popular manda. La sola visión de esos corazones gordos, todos colorados, en el mejor de los casos decorados con una flecha ridícula que más que enamorar asesinaría al dueño del corazón en un instante, ya te produce cierto escalofrío.
Ni qué decir de las cajas de bombones con un moño gigante en forma de corazón, o de las tarjetas con cliches que nunca dirías. Nada de eso te seduce.
Sin embargo, ese absurdo diálogo telefónico con tu madre, te dejó cierto sinsabor.
EL OLVIDO: Si bien no adherís a las fechas populares con fervor, nunca se te pasa un día de la madre, padre o niño. Tampoco olvidás los feriados nacionales y jamás dejarías de festejar el día del amigo.
Todo esto agrava la situación, porque haber ignorado el Día de los Enamorados,
pareciera poner un manto de olvido en los involucrados y deja cierto sinsabor.
A esto podríamos llamarle presión social, tontera, dependencia colectiva,
you name it.
LA REPARACIÓN:
Culpable con él no te sentís porque el olvido fue mutuo.
Él no dijo ni hizo nada que aludiera a la supuesta fecha memorable
que casi todo el mundo festeja feliz.
De todos modos, algo tenías que decir y no se te ocurrió mejor idea
que hacer el comentario como al pasar.
-Qué dijo tu madre? preguntó él.
-Nada (mal que te pese se te pegó esta estúpida palabra),
Feliz Día de los Enamorados,
dijiste, imitando el susurro materno.
-....(enmudece y sale de tu escritorio con total sigilo)
Claro, dicho así qué gracia tiene?
Repitiendo lo que dijo otro, de manera casual, privado totalmente
de contenido, ese deseo no significa absolutamente nada.
Si a esto le agregás el reciente intercambio
de palabras sobre temas varios de la vida cotidiana, el resultado es
NADA MAS LEJOS QUE ESTOS DOS DE REFLEJAR A LOS DOS TÓRTOLOS
QUE SALEN EN TODAS LAS IMAGENES
QUE PUBLICITAN EL DIA DE HOY.
OUT. QUE PASEN LOS QUE SIGUEN.
Y así, vos y él quedarían afuera de un casting sanvalentiniano.
CONCLUSIÓN:
Debería existir un día en el que las personas como vos y él pudieran
festejar su unión, su desunión, su amor, su desamor, su acuerdo, su desacuerdo,
su calidez, su distancia, sus opuestos, su equilibrio.
La imagen sería algo así como vos y él sentados frente a frente, mirándose
a los ojos con conocimiento de causa y la carga de ternuna que tengan ese preciso día.
Claro que esta postal no vendería ni una copia, pero más de uno por ahí sabría interpretarla muy bien y quién sabe, hasta se anime a comprarla para festejar su amor cualquier otro día.
A vos igual, no te vendría mal un ramito de flores.
-Feee----ll---i---zzz San -------ín.
A lo que vos, luego del consabido esfuerzo por descifrar el mensaje, respondiste:
_San qué?
-Fe--ll--izzzz d--í-aa de looss enamorados (esta última palabra parece haberla inspirado para que tome más aire y sonó con mucha más convicción y prestancia vocal)
- Ahhh cierto, me había olvidado.
Vos no sabés muy bien si festejarías un San Valentín como la ley popular manda. La sola visión de esos corazones gordos, todos colorados, en el mejor de los casos decorados con una flecha ridícula que más que enamorar asesinaría al dueño del corazón en un instante, ya te produce cierto escalofrío.
Ni qué decir de las cajas de bombones con un moño gigante en forma de corazón, o de las tarjetas con cliches que nunca dirías. Nada de eso te seduce.
Sin embargo, ese absurdo diálogo telefónico con tu madre, te dejó cierto sinsabor.
EL OLVIDO: Si bien no adherís a las fechas populares con fervor, nunca se te pasa un día de la madre, padre o niño. Tampoco olvidás los feriados nacionales y jamás dejarías de festejar el día del amigo.
Todo esto agrava la situación, porque haber ignorado el Día de los Enamorados,
pareciera poner un manto de olvido en los involucrados y deja cierto sinsabor.
A esto podríamos llamarle presión social, tontera, dependencia colectiva,
you name it.
LA REPARACIÓN:
Culpable con él no te sentís porque el olvido fue mutuo.
Él no dijo ni hizo nada que aludiera a la supuesta fecha memorable
que casi todo el mundo festeja feliz.
De todos modos, algo tenías que decir y no se te ocurrió mejor idea
que hacer el comentario como al pasar.
-Qué dijo tu madre? preguntó él.
-Nada (mal que te pese se te pegó esta estúpida palabra),
Feliz Día de los Enamorados,
dijiste, imitando el susurro materno.
-....(enmudece y sale de tu escritorio con total sigilo)
Claro, dicho así qué gracia tiene?
Repitiendo lo que dijo otro, de manera casual, privado totalmente
de contenido, ese deseo no significa absolutamente nada.
Si a esto le agregás el reciente intercambio
de palabras sobre temas varios de la vida cotidiana, el resultado es
NADA MAS LEJOS QUE ESTOS DOS DE REFLEJAR A LOS DOS TÓRTOLOS
QUE SALEN EN TODAS LAS IMAGENES
QUE PUBLICITAN EL DIA DE HOY.
OUT. QUE PASEN LOS QUE SIGUEN.
Y así, vos y él quedarían afuera de un casting sanvalentiniano.
CONCLUSIÓN:
Debería existir un día en el que las personas como vos y él pudieran
festejar su unión, su desunión, su amor, su desamor, su acuerdo, su desacuerdo,
su calidez, su distancia, sus opuestos, su equilibrio.
La imagen sería algo así como vos y él sentados frente a frente, mirándose
a los ojos con conocimiento de causa y la carga de ternuna que tengan ese preciso día.
Claro que esta postal no vendería ni una copia, pero más de uno por ahí sabría interpretarla muy bien y quién sabe, hasta se anime a comprarla para festejar su amor cualquier otro día.
A vos igual, no te vendría mal un ramito de flores.
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